Las ansias por viajar tras el confinamiento: Turismo de venganza

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Las ansias por viajar tras el confinamiento: Turismo de venganza

aLa cuarentena y el aislamiento social durante la pandemia de la COVID-19 constituyeron medidas eficaces para salvaguardar vidas, pero desencadenó una serie de consecuencias económicas, sociológicas y psicológicas en plena crisis sanitaria. Un reciente informe científico de la Organización Mundial de la Salud confirma que durante este periodo de pandemia han aumentado los problemas de salud mental en la población general, que se ha sentido limitada en su movilidad, guiada por tomas de decisiones externas, realizando esfuerzos que han derivado en estrés, inactividad y fatiga pandémica.

Con la apertura de fronteras, retirada de restricciones y el intento de vuelta a la normalidad; el efecto rebote por sentirse libres, vivos y realizar todos aquellos planes que no se pudieron llevar a cabo, se ha convertido en un fenómeno social y mundial. La reacción ha sido progresiva, pero inminente. Como si el motivacional discurso de Robin Williams en “El Club de los poetas muertos” se haya convertido en el leitmotiv de sus vidas bajo la filosofía del “Carpe Diem! Aprovechad el momento. Haced que vuestras vidas sean extraordinarias”; o se valorase más el tiempo y la vida, que en tiempos prepandemia. Lo cierto es que el ansia por el ocio y disfrutar cada instante es una de las consecuencias tras tanto tiempo de confinamiento. Ya lo decía el historiador viajero Heródoto “Tu estado de ánimo, es tu destino” y muchos se han tomado al pie de la letra esta reseñable cita queriendo que su estado de ánimo se impregne de la esencia de Canarias, Nueva York, París, Marruecos o cualquier rincón del planeta que les inspire.

Nos hemos contagiado de esta ansia de viajar, de sumar experiencias, de sentirnos vivos y aprovechar el momento como una forma de autoindulgencia tras una situación atípica y complicada. No hay vacuna que pueda contrarrestar esta fiebre viajera, pero también, es cierto que tampoco mejor herencia y enseñanza vital para nosotros y las futuras generaciones. Predico con el ejemplo: mi bebé viajero, nacido en plena pandemia, en 16 meses ya ha visitado más de una docena de países. 

 

Turismo de venganza

Esta tendencia viajera no ha pillado desprevenido a uno de los sectores más castigados durante la pandemia: el turístico. Esta reacción bautizada como “Turismo de venganza”, en referencia al origen anglosajón de “revenge travel o revenge rate”, se asemeja a la compra compulsiva de artículos de lujo que se produjo en la década de los 80 en China, tras superar el periodo de carestía y hambruna producida en la Revolución Cultural. Aunque en Europa esta expresión no es tan cotidiana, en redes sociales como Tik Tok o Instagram de cuentas americanas, es el hashtag preferido para los recuerdos viajeros de este verano de 2022.

Y es que las redes sociales también han contribuido notablemente a este movimiento reivindicativo tras el confinamiento. Viajar se ha convertido en un carácter social. En la era del postureo, de los influencers y la falsa apariencia ha tomado relevancia la engañosa opulencia, ilusiva felicidad y notoria exigencia de viajar y mostrar tus recuerdos viajeros como requisito de aceptación social; que evoque una vida idílica, antagónica al periodo de confinamiento. 

La respuesta ha sido arrasadora. La búsqueda de vuelos, según señalan desde los principales portales de viajes, se han doblado en 2022 y en nuestro Archipiélago las cifras de pernoctaciones se aproximan a datos de antes de la pandemia. En junio se registraron 6,7 millones de pernotaciones en Canarias, según refleja el Instituto Canario de Estadísticas, siendo Lanzarote la isla con mayor ocupación con un 78,98%; confirmando el resurgir de la industria turística.

Las ansias por viajar pueden con los obstáculos

La inflación “no está afectando a las ganas de viajar”, afirmó recientemente la ministra de Industria, Comercio y Turismo de España, Reyes Marot;, y con ciertos matices no le falta razón en base a las estadísticas que confirman una recuperación turística en nuestro país. Pero también, para muchos turistas es esta espiral inflacionista, con peores augurios para otoño, la que les están animando a viajar, ante esta incertidumbre económica, ahora que pueden. 

La alta demanda y la inflación provocan que viajar este verano cueste aproximadamente un 45% más que en 2021, como se constata en el incremento de los billetes aéreos, hoteles y alquiler de vehículos. Pese al elevado precio de la gasolina, moverse en vehículo propio o de alquiler, ha sido una de las principales elecciones de los turistas. Y eso que sufren el agravante de precios desorbitados en el alquiler de vehículos ante la alta demanda y el déficit de oferta debido a que las flotas de las empresas de alquiler de coches se vieron reducidas notablemente con la venta de sus vehículos en 2020, en plena pandemia. El cartel de agotado y no disponible ha sido la tónica habitual en muchas compañías de alquiler de coches en Canarias o en traslados de vehículos a la Península en las navieras, de aquellos que han escogido moverse con su vehículo por Europa desde el sur de España.

Ante esta imposibilidad de alquiler y no quedarse con las ganas de recorrer nuestro país, muchos son los canarios que han optado por camperizar sus vehículos, e incluso, instalar su hogar sobre cuatro ruedas. Vivir en caravana como nuevo estilo de vida gana más adeptos en nuestro Archipiélago, una situación que demostró las carencias de recursos y que ha obligado a las administraciones públicas a adaptarse a este nuevo modelo vital y turístico. 

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Agudizar el ingenio para viajar más económico

Para colmar esta ansia viajera y no vaciar los bolsillos en el intento existen algunas claves viajeras que nos permitirán viajar de manera económica. Si tu viaje es flexible en fechas, una buena opción son los vuelos “stopover”. Estos billetes aéreos, que hacen referencia a una práctica que impulsaron aerolíneas locales -inicialmente en Islandia- con escalas de más de 24 horas, te permiten conocer la ciudad en la que haces la escala de larga duración y llegar a tu destino final, con un billete más económico. Otra opción es viajar ligero de equipaje y ahorrar en facturación de maletas, ya que las compañías de bajo coste cobran un extra por este servicio. Agotar todas las opciones y buscar las alternativas de movilidad con traslados compartidos y combinaciones accesibles, puede servir para ahorrar; pero siempre con la precaución de revisar todo antes de elegir el destino, no vaya a ser que un servicio barato te haga plantearte cancelar un viaje cuando revisas los otros gastos (alojamiento, movilidad, comidas…) en el destino escogido. Y, por último, aunque pueda parecer un gasto, no olvides contratar un seguro de viaje, que te puede salvar de una maleta perdida en Copenhague (hay miles amontonadas) o un percance médico en pleno vuelo. 

Urge un modelo turístico sostenible

Este ansia viajera es una respuesta arrasadora y masificada. Una necesidad  de la que se aprovechan los empresarios y políticos maquiavélicos para esquilmar el territorio, sin haber dedicado el tiempo de confinamiento para plantearse nuevos modelos sostenibles en nuestro Archipiélago. En un contexto de escasez de recursos, no se ha apostado por soluciones, por defender la idiosincrasia y riqueza de nuestra tierra. El impacto turístico en Canarias no para, en beneficio de un cuestionable motor económico, que enriquece a unos pocos. Se requieren medidas reguladoras y demostrar que Canarias puede -y debe- disfrutar de un turismo sostenible, de calidad y no de masas que dañen nuestros Parques Nacionales, Reservas Naturales…o serán habituales imágenes como las de este verano en Jameos de Agua, Charco de los Clicos, pintadas y fogatas en el Teide o atentados medioambientales en beneficio de macroestructuras turísticas. ¡Ay, si César Manrique levantase la cabeza…!

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