Disfruta el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife como un auténtico chicharrero

03 Feb Disfruta el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife como un auténtico chicharrero

En Tenerife hay una cuenta atrás activada todo el año a la que nunca nadie ha podido ponerle freno, ni siquiera un dictador como Franco, porque en aquel entonces se disfrazó el nombre por el de «Fiestas de invierno». Una vez llegado febrero afloran, cual tajinaste, las ganas de vacilar de un pueblo amable y quedón, como el Chicharrero. La cuenta atrás del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife es constante, comienza cuando termina el anterior y así en un bucle infinito que alimenta esta pasión carnavalera.

Dicen que es el segundo mejor Carnaval del mundo, después del Carnaval de Río de Janeiro. En España el Carnaval de Cádiz están muy bien y en Italia, el Carnaval de Venecia le pone la máscara al mar Adriático. Sea cual sea el puesto que ocupa, lo que persigue esta fiesta es que propios y extraños sean por unas noches algo que no son; convertir al desconocido en amigo y, en definitiva, fluir y reír a partes iguales.

Este año el barco pirata de los Carnavales del Caribe zarpa el 24 de febrero para arribar al buen puerto de la diversión, la luz y los vacilones. Abordo una tripulación de más de 250.000 corsarios, Pablos Escobares, hawaianas, flamencas, enfermeras, Pocahontas, tutú style y el, afortunadamente cada vez más raro, dálmata atado a la cintura que sirve para la calufa y el pelete.

El Caribe es la temática del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife 2017

A continuación te desvelamos una serie de consejos, para que disfrutes de los mejores carnavales de tu vida como un chicharrero más… Hasta los del próximo año porque ¡esto engancha que da miedo, mi niño!:

Gózate algún concurso, si es que consigues una entrada, para ir calentando motores precarnavaleros. Están las murgas, las comparsas, la Gala de Elección de la Reina o las rondallas. De lo que se trata es de prolongar en el recinto ferial (donde se celebran la mayoría) las emociones que durante 10 días se vivirán en las calles. Así que ten cuidado cuando saques tu pasaje porque el Carnaval empieza varias semanas antes de la fiesta en la calle. La Cabalgata anunciadora te indicará cuándo los chicharreros nos echamos a la calle.

Candidata Reina Carnaval de Tenerife

Se sabe cuando se sale pero no cuando se llega. La algarabía, los vacilones y el baile en las calles parecen no tener fin. Aunque sobre las 06:30 corten la música, un buen carnavalero desayuna algo en el kiosco Numancia y, con un solajero que raja las piedras, decide si empatar con el carnaval de día o planear la siguiente noche. Que avisados queden por si no respondes las llamadas y los Whatsapps hasta varios días después.

La purpurina lo inunda todo. Cuenta la leyenda que un chicharrero que vivía en el Caribe encontró el tan presente y colorido polvo 3 años después al limpiarse las orejas. Así que tú, peninsular/peninsulara (o gentes de otras tierras), que nos visitas en la mejor época del año, será la mejor prueba de que estuviste metido entre la multitud de mascaritas. La purpurina es la prueba del delito, si vienes al Carnaval, no lo podrás ocultar.

La peluca se te va a cambar, eso tenlo clarito. Hay verdaderas obras de arte hechas disfraz moviéndose a pasito tun tun. Grupos de amigos con el mismo disfraz, algunos que respiran rabiosa actualidad, muchos son del tema de este año, con otros te partirás la caja del pecho, pero casi cualquier cosa se considera disfraz. No  dudes en dejar volar la imaginación y crear tu propia fantasía. Lo fácil es comprarlo en un chino, lo práctico mandarse un maquillaje currado con 4 cosas que encuentres por el chozo… Las fotos para cuando sales, porque estarás divin@… Las del final del día… ¡A la carpeta TOP SECRET!

¡Cómo le gusta a un hombre disfrazarse de mujer!

Hay lugares clave que incluso pasas por ahí en agosto y se te dibuja una sonrisa porque revives los carnavales. Sirven para quedar, para volver a ellos si te pierdes de tu grupo, porque la música se sale o porque la gente es de tu rollo. Algunos de ellos son el McDonald de la Plaza Candelaria, la Plaza Weyler, Plaza del Príncipe, el Águila, el Platillo Volante, el Chicharro, la Calle San José, el Orche, el Mister Smile o donde «ahí más atrás vimos a aquel disfrazado de Doctor House», da igual, vive los carnavales y haz de tu sitio tu lugar clave por el que te rías solo siempre que pases por ahí. Si además encuentras uno estratégico sin mucha gente… Bueno, seamos realista no encontrarás sitios sin gente.

Repetir o no repetir esa es la cuestión. Hay 6 noches de bailes, «pasito a pasito, suave, suavecito, nos vamos pegando, poquito a poquito», 2 carnaval de día y hasta puedes ir disfrazado a ver al Tete en el Heliodoro. Repetir disfraz puede suponer aburrir o descubrirte, depende para qué es bueno o malo. A lo mejor así encuentras, otra vez, a la que iba de pecera con peluca azul o al de gitana con peluca rosa que te dejó enchochadit@. Lo ideal es tener un disfraz para el primer fin de semana, uno de viuda para la sardina y otro para la piñata.

Disfrazados en el Heliodoro animando al CD Tenerife.

Se te meterá la música en la cabeza. Muchas canciones son una vaina loca, que me sube la bilirrubina, una magia, una simple noche de fantasía, es como un sueño; algo así como auténticas bandas sonoras de los carnavales que te devoran, una y otra vez, y va creciendo y creciendo. Te transportan, suavemente, a caballito de palo o en taxi; a lo addicted to you, desde donde estés al mes de febrero con su purpurínica marejada.

Ya lo dijo Celia Cruz que la vida es un carnaval y en las noches de travesura, ella quiere un pedazo; así que píntame, le dije yo al pintor; que está la luna llena. Porque aunque seas mentirosa, no te silva la labia y tengas hueso namá tú siempre serás mi niña bonita, mi dulce princesa; que tiene tumbao y yo, solamente el chico del apartamento 5 12. La ventanita del amor puede que no se cierre o puede que te pregunte, que qué hiciste abusadora, no sé… Piénsalo, tú y yo bailando por ahí, hagámoslo despacito, yupi pa’ ti yupi pa’ mí… Y que lo que pasó, pasó y se queda en el Carnaval de Tenerife.

Aluvión canarión. Cada isla tiene su cosa. Unos un equipo brillando en Primera División, otras un sinfín de microclimas para darte un chuzo en el mar y botarte con el mismo buggy con el que cogiste olas, por la nieve en unas horas. Cada febrero no hay color, bueno sí… el amarillo de los canariones empetando el Fred Olsen para disfrutar de la que también es su fiesta, en su isla hermana. Los ‘chichas‘ ya iremos en agosto a la Rama de Agaete para cerrar el ciclo fraternofestivo. Los detectarás porque en la feria piden roscas y los rones de do’ en do’.

La fiesta es todo el día, tanto de noche como de día. Así es el Carnaval de Día.

Da igual si vienes solo, hay muchas historias de amistad que nacen al abrigo de un palo de agua en un kiosco. También de amor, que empezaron entre desconocidos que se pidieron hielo para el Arehucas. Luego se echaron unos hasta abajo; media hora esperando por un perrito con todo en el Mister Smile y míralos sin peluca, con la pintura de labios borrada de besos carnavaleros.

Peregrinación a la meca del vacilón. Los carnavales no son como el universo y por eso se expanden. Los carnavales son un universo propio, que nacen en la cabalgata anunciadora, crecen en los lugares claves, alimentados por tranvías dobles llenos de miles de mascaritas; se reproducen en cada carcajada y morir… ¡NUNCA MUEREN! Porque en los corazones de cada carnavalero siempre hay reservas de purpurina y sabor para hibernar hasta que las calles vuelvan a oler a carnavales el siguiente febrero.

Con todos estos consejos sólo te falta cuadrar las fechas y en algo más de dos horas poder disfrutarlo en primera persona. Además, en Tenerifelicidad te regalamos una horita más nada más llegar. ¡Que la disfrutes!

Y si eres tinerfeño y al leer estas líneas tú también sonreíste, mira por la ventana que estás en el Caribe, así que abre la caja de pandora, -llamada armario- en donde guardas disfraces, complementos, pinturas y pa’ fuera, pa’ la calle… ¡Que el Carnaval ya llegó a Santa Cruz!

Escrito por Javier de Armas